Comprender la diferencia entre leche en polvo, compuesto lácteo y preparado para lactantes.
Es posible que los padres tengan que recurrir a uno de estos productos para complementar la dieta de su hijo. ¡Descubre cuándo ofrecer cada uno!
Desde el nacimiento hasta el sexto mes de vida, las organizaciones sanitarias recomiendan que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna, debido a los numerosos beneficios que ofrece para su desarrollo.
Los expertos siguen recomendando continuar con la lactancia materna al menos hasta el segundo año, pero sabemos que para muchas mamás esto no siempre es posible, ya sea por las complicaciones físicas de la lactancia o por otros motivos, como las alergias, que llevan al destete.
Para que el niño siga nutriéndose y disfrutando de los importantes componentes de la leche, el pediatra puede recomendar la administración de suplementos. Aquí hemos separado las tres denominaciones que suscitan más dudas y que son bastante diferentes entre sí: preparados para lactantes, compuesto lácteo y leche en polvo.
Preparados para lactantes
Es el producto más recomendado por los pediatras cuando la lactancia materna no es suficiente. Se trata de una categoría de productos diseñada para alimentar a bebés de hasta un año. "En el mercado se puede encontrar la fórmula 1, para consumir desde el nacimiento hasta los seis meses, y la fórmula 2, para la segunda mitad de la vida -de los seis meses a los diez o un año", explica el pediatra y nutrólogo Prof. Dr. Fábio Ancona.
Según él, estos complementos intentan parecerse lo más posible a la leche materna, y para ello se modifica su contenido en azúcares, grasas y proteínas, y se añaden vitaminas y minerales de forma que intentan tener -desde el punto de vista de la cantidad- una composición similar al propio líquido de la madre. Regulado por Anvisa, también está exento de colorantes y gluten.
Pero, ¿y si mi bebé es alérgico a alguno de los ingredientes? Lo interesante de la leche de fórmula es que tiene diversas variantes para satisfacer todas las necesidades nutricionales. "Se permiten varias adaptaciones, incluso para situaciones especiales en las que el niño es alérgico a la proteína de la leche, por ejemplo, y se utiliza proteína de arroz", dice Fábio.
"Otras fórmulas se modifican para evitar el reflujo y se denominan "AR". Contienen sustancias que, en el estómago, espesan el producto y dificultan el reflujo. Pueden elaborarse con almidón o harina de algarroba", añade el médico.
Fabio insiste en que la leche artificial sólo debe utilizarse cuando la lactancia materna sea absolutamente imposible. "Debemos dar prioridad absoluta a la leche materna durante el primer año de vida, en exclusiva hasta el sexto mes. A partir de entonces, empieza la alimentación complementaria, pero siempre con lactancia materna", subraya.
En cuanto a su administración, el pediatra responde que la leche de fórmula debe ofrecerse al bebé cada vez que muestre deseos de mamar. Lo ideal, papás, es dejar que el pequeño beba el líquido hasta que quede un poco en el biberón, sin obligarle a tragarlo hasta el final.
Leche en polvo
La leche en polvo, en cambio, no es más que el residuo sólido que queda de la leche de vaca tras la evaporación del agua. "Por cada 100 ml de leche, quedan 12,5 g de polvo y no hay ningún cambio en la composición", explica el experto.
Aunque la leche de vaca es consumida por todos los grupos de edad -principalmente porque es fácil de transportar y más asequible-, no es la mejor opción para los más pequeños, ya que presenta una serie de condiciones que la convierten en un producto nutricionalmente precario para los niños.
"Dificulta la absorción del hierro por la gran cantidad de calcio y tiene mucha grasa", dice el nutrólogo y añade: "Es mejor dejarlo para después de los tres años, teniendo en cuenta las ventajas de los lácteos".
Compuesto lácteo
Con etiquetas atractivas que muestran la adición de vitaminas, minerales y otros aditivos, muchos padres acaban comprando el compuesto lácteo creyendo que es un producto más nutritivo. Por eso conviene insistir en que este alimento ultraprocesado no es como la leche de fórmula o la leche.
"Para llamarse producto lácteo, tiene que contener al menos 51% de leche. Además, la industria puede utilizar grasas más fáciles de digerir y algunas beneficiosas para el desarrollo cerebral de los niños -como los ácidos poliinsaturados-, así como vitaminas y minerales", explica la nutricionista. Y es importante: el compuesto, que puede contener azúcar y colorantes, no es apto para bebés menores de un año.
Insistimos en que siempre es aconsejable contar con un pediatra que oriente la alimentación del niño. "Esperamos que los médicos fomenten la lactancia materna y sólo recomienden la leche artificial cuando haya algún impedimento para ello", concluye el doctor.